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Hellín

La loza hellinera una gran desconocida en la cerámica española

La loza hellinera una gran desconocida en la cerámica española. Una producción olvidada y casi perdida que gracias a expertos en cerámica se descubrió. “Parece que desde el siglo XVI al XIX fue muy importante, y desapareció por completo en el siglo XIX, pero las piezas ahí quedan”, explica Mavi López, artista hellinera que recrea esta cerámica aunando la tradición y la innovación.

“Hago piezas de barro blanco y luego las pinto en azul y recreo los dibujos del libro ‘La loza esmaltada hellinera’. Me parece una preciosidad y todo el mundo debería de conocerla y ponerla en valor”, añade Mavi.

Una tradición que aglutina piezas únicas de nuestra tierra. Mavi de ‘ArteMaravillas’ cuenta que son piezas delicadas y que sus recreaciones son diseños en utensilios modernos con el dibujo antiguo. “Hago piezas irregulares y les hago dibujos tradicionales. No los copio exactamente, sino que me inspiro en la pintura y voy mezclando”, dice la artista.

Además, destaca que la loza hellinera tiene como leyendas como el nombre de quien lo ha encargado o frases muy simpáticas. “Me parece muy divertido que una pieza te diga cosas, aparte de lo que veas que lo leas”, resalta.

Más sobre la loza hellinera gracias al ejemplar ‘La loza esmaltada hellinera’

“Conocida en el ámbito local desde antiguo, los datos que hasta hace poco manejábamos sobre la loza esmaltada hellinera eran escasos y dispersos. Este panorama ha ido cambiando en los últimos años, gracias a una serie de investigaciones sobre el tema, la mayor parte todavía inéditas, coordinadas desde el Museo Comarcal de Hellín y patrocinadas por instituciones como el Instituto de Estudios Albacetenses Don Juan Manuel o la Consejería de Cultura de Castilla y la Mancha.”, como se explica en la publicación ‘La loza esmaltada hellinera’ cuyos autores son Francisco Javier López Precioso, Abraham Rubio Celada.

A raíz del antiguo director del museo de Hellín, Francisco Javier López Precioso explica en la publicación que publicó en 1998 en la revista Zahora “el estudio más completo, con los datos conocidos hasta ese momento, que se ha hecho hasta ahora sobre la cerámica hellinera, titulado ‘La cerámica hellinera blanca y azul. Una gran desconocida’. En este breve trabajo se abarcaban diversos ámbitos, como el documental, el arqueológico o el histórico-artístico, planteando la importancia de abordar una investigación más profunda sobre el tema, dado su interés dentro del panorama de la cerámica española y su profundo desconocimiento por los investigadores y el público en general”.

“En la Geografía Moderna de Nicolle de La Croix, fechada en 1779, se cita escuetamente una fábrica de vidriado blanco. El dato es fundamental puesto que se constata la existencia de fábricas de loza entrefina y se habla de una producción que es evidente no sólo cubre las necesidades del mercado local, sino que debe estar presente en el mercado comarcal y en el regional, tal como lo demuestran los fragmentos de cerámicas hellineras que aparecen en poblaciones más o menos distantes de Hellín como son las ciudades de Murcia o Lorca13, entre otras”, destaca el libro.

Sobre las decoraciones hellineras, como resalta la publicación, se relacionan con series de estética semejantes a las que se realizan en otras zonas de España, entre ellas las que se debieron fabricar en Murcia en esos momentos.

Foto: . Plato. Museo parroquial de Liétor

“La decoración más característica, una orla formada por tres o cuatro hojas alargadas, se presenta en el ala de los platos, en todo su perímetro, y pegada al borde. Cada hoja arranca con pequeños trazos paralelos curvos y todas están separadas por puntos, a diferencia de la serie de la Orla de hojas bicolor que lo están por pequeños trazos curvos paralelos en ocre”.

Foto: Lebrillo. Museo de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí

“La decoración de las cerámicas hellineras más conocida hasta ahora, es la correspondiente a la serie de La colleja, denominación acuñada ya así en varios trabajos de investigación, como en el artículo de Francisco Javier López Precioso en la revista Zahora, basado en la denominación tradicional del lenguaje oral de Hellín. Gran número de fragmentos cerámicos encontrados en Hellín y Liétor y otras piezas conservadas en colecciones particulares y museos presentan en el centro del asiento este motivo decorativo, que consiste en un pequeño grupo de hojas que recuerda a la planta de la colleja. Las hojas tienen una forma romboidal o trapezoidal muy característica, resultado de apoyar el pincel con una técnica precisa, aunque también aparece una variante en la que el detalle vegetal está formado por hojas más bien redondeadas, por lo que recuerdan a una flor”.

“Muchas de estas cerámicas están decoradas además con una serie de trazos irregulares en el ala de las piezas y otros motivos estilizados semejantes a una S con uno o dos puntos. Si la producción de esta serie pudo haber comenzado en el siglo XVIII, desde luego se debió desarrollar y popularizar en el siglo XIX y, probablemente, debe ser la más cercana en el tiempo puesto que es la decoración que ha permanecido en la memoria de la gente del pueblo como la que caracteriza a la típica cerámica hellinera”.

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