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Hellín

Comunicado de la Hermandad de Santa María Magdalena

Ayer, 7 de Marzo, tres representantes de la Hermandad de Santa María Magdalena (el presidente, Rafael Tomás; la secretaria, Marisol Romero y como portavoz Ximo Roig) ofrecieron una rueda de prensa para explicar su punto de vista sobre los acontecimientos surgidos desde la creación de la Cofradía, la división creada entre sus hermanos, los problemas con la titularidad de los bienes, el conflicto con el obispado, los estatutos y la denuncia de irregularidades en el proceso electoral además de varias referencias al trabajo periodístico de este medio. Publicamos el comunicado íntegro:

EL CAMINO, ¿CORRECTO?…
Febrero del 2024, Semana Santa en el mes de marzo, y ahora mismo, nada es ya igual…
Podría ser esta la historia de un relato, un relato que nace de una derrota, o de varias…, un
relato que nace de un deseo, quizás un ansia, una visión única…, un relato que se construyó
desde una verdad subjetiva, la ‘verdad’ de unos pocos, la verdad impuesta, transmitida sin
filtro, proyectada en quien no estuvo nunca, tolerada por quien jamás se preocupó por saber
el sentir de unas gentes, mayoritarias en este Hermandad, y cuyo pensamiento, cuyas
decisiones, cuyas elecciones, han sido denostadas, de forma y manera que ni contasen, ni
que valiesen nada.
Pero intentemos entenderlo todo, recorriendo los hechos acontecidos en esta Hermandad,
la de Santa María Magdalena, la Hermandad cuya historia en Hellín se acerca a los ochenta
años.
Si nos remontamos a la historia de nuestra Hermandad, y especialmente desde que la
imagen de Santa María Magdalena es donada por la familia de Don Juan Antonio Molina y
Doña Rafaela Vidal, las voluntades, la devoción, el altruismo y el trabajo día a día, a lo largo
de muchos años, de un grupo de personas, especialmente de Juan Antonio Bleda, Emilio
Sánchez, Alfredo Rodríguez, Lorenzo García, Luis Romero, Manuel Talaya, Antonio Mas,
Juan Díaz, Antonio Moreno, Pepe Mas, Antonio el murciano, y alguna que otra persona más,
supusieron el mantenimiento, la gobernanza, la vida y el desarrollo de la Hermandad que
históricamente llevó a cabo el culto a la imagen de Santa María Magdalena en la localidad
de Hellín.
Es importante empezar anotando esto porque aunque la Hermandad tuvo unos primeros
estatutos, de carácter canónico, emitidos en el año 1950, en donde siempre apareció el
término ‘Hermandad’ y nunca ‘Cofradía’, y que durante decenios se mantuvieron tanto en el
desconocimiento tácito de los mismos, como en su aplicación práctica (véase por ejemplo
que los mismos impedían el procesionar a las mujeres, y en la Hermandad hace mucho años
que esto empezó a ser una realidad), y que aparecieron casualmente, en el Rosario, hace
unos pocos meses, todo el mundo con cierta edad, que vio y vivió el discurrir de la segunda
mitad del siglo XX sabe que, efectivamente, el grupo de personas anteriormente citadas
fueron la clave de la existencia y perpetuidad de la Magdalena en Hellín.
En ausencia de estatutos conocidos de manera consciente y palpable, en el año 2002 se
solicitan estatutos de carácter canónico, los cuales son emitidos con carácter ‘ad
experimentum’, una expresión en latín esta, usada en la terminología jurídica-eclesiástica
para indicar una aprobación limitada en el tiempo o la extensión, por ejemplo para una
nueva ley, un nuevo ritual o una nueva congregación o comunidad.
Estos estatutos buscaban ser un referente provisional que debería ser refrendado para
convertirse en la seña estatutaria de la Hermandad, si así se decidía por parte de esta, en
algún momento. Este hecho no se dio durante los tres años del ‘ad experimentum’, y si bien,
para la Iglesia los estatutos canónicos tienen carácter casi perpetuo, cierto es que esta
Hermandad nunca llegó a regirse por los mismos.
En el año 2006, y ante la necesidad de sostener los procesos de la Hermandad más
regularizados, y especialmente en lo referido a relaciones con las Administraciones Públicas,
se decide implementar estatutos de carácter civil, aceptados y asumidos por todos los
hermanos, e incluso firmados por algún miembro presente en la ‘comisión reorganizadora’,
grupo clave que más adelante será concretado.
Durante todo el periodo recogido entre el 2006 y el 2018, y siendo referente primero Don
Juan Antonio Bleda, y con el acompañamiento de todos los hermanos y hermanas que
siempre quisieron trabajar por y para la Hermandad, el tiempo discurre de manera tranquila,
acorde al esfuerzo llevado a cabo por todos, y en un ambiente de consenso y devoción, que
haría que esta Hermandad fuese cobrando cada año mayor valor y presencia en la Semana
Santa de Hellín, y alcanzase un estatus primario dentro de las realidades que conforman
esta parte tan destacada e importante del patrimonio hellinero.
En el año 2018, delegando Don Juan Antonio Bleda sus habituales responsabilidades y
posición, se decide llevar a cabo elecciones a presidente de la Hermandad, bajo los
estatutos civiles, los que en ese momento y de manera colectiva se habían acordado como
reguladores de la naturaleza de la Hermandad, por parte de todos los hermanos y
hermanas que conformaban esta.
A las mismas se presentan las candidaturas del Manuel Herráiz (componente de la ‘comisión
reorganizadora’), y de José Bleda Callejas. El proceso electoral supondría la victoria del
segundo, por una muy amplia mayoría. José Bleda, desde entonces conformaría una junta
directiva ( en la que podríamos destacar la presencia de hasta tres hermanos de los que
ahora forman la comisión reorganizadora, y cuya participación, por cierto, en el día a día del
gobierno y labores de la Hermandad brilló más por su ausencia, que por cualquier otro
menester), que fue la encargada de llevar adelante la Hermandad durante los siguientes
cuatro años, periodo destacable por dos circunstancias de primer orden, lo que era todo el
proceso de organización del 75º aniversario de la Hermandad, que debía llevarse a cabo en
marzo del 2020, y el hecho absolutamente olvidado por muchos en todo este tiempo, y que
condicionó la vida de todo el mundo por doquier, la fatídica pandemia de la Covid-19, y
que supondría no tener Semana Santa en el 2020, tampoco en el 2021, y volver a ella
en el 2022, con todas las circunstancias derivadas de este periodo.
En este año 2022 la Hermandad vuelve a desarrollar elecciones según los estatutos que la
estaban rigiendo, los civiles, y a la presidencia se presentan hasta siete candidaturas,
aceptadas todas menos una, por parte de la Junta Electoral, concretamente la de Pascual
Clemente (miembro de la comisión reorganizadora), y que no cumplía con el requisito de
pertenecer a la Hermandad el tiempo suficiente.
Decir que días previos a las mismas, miembros de la comisión reorganizadora preguntan si
iban a desarrollarse mediante estatutos canónicos o civiles, a lo que se les responde que
era lícito y lógico que se llevaran a cabo bajo el amparo de los civiles, pues era el referente
actual, al tiempo que los canónicos no habían supuesto la referencia, en ningún momento,
del gobierno y vida de la Hermandad. Puede ser este un hecho o una pregunta curiosa, pero
en el fondo supuso una especie de génesis de todo lo que llegaría después.
Estas elecciones se llevaron a cabo con absoluta transparencia, y prueba de ello es que
ahora mismo, si se quisiese, podría comprobarse la veracidad de todo el censo de votantes
que participaron, la inscripción como miembros de la Hermandad activos, mediante
comprobación del pago de cuotas en tiempo y forma correspondientes, según los estatutos
civiles que como se ha dicho, regularon dicho proceso electoral.
La victoria nuevamente perteneció a la candidatura de José Bleda Callejas, y es destacable
el hecho de que el resto de las candidaturas, no ganadoras, pertenecieron a personas que
conformarían, poco tiempo después a estas elecciones, la denominada y ya citada ‘comisión
reorganizadora’ de la Cofradía, un concepto, ‘cofradía’, que nunca antes había sido usado
ni promulgado en el histórico de la Hermandad, y que aparece, todavía no tenemos muy
claro el por qué, en la redacción de los estatutos canónicos ad experimentum, del año 2002,
que como decimos, e insistimos, jamás fueron el referente que determinase el gobierno de
la Hermandad de Santa María Magdalena de Hellín.
Y es a partir de este momento en donde todo cambia…
Es, sobre todo, desde las elecciones de 2022, donde aparecen en escena el grupo de
personas que se mostraban disconformes con la gestión de la Hermandad, bajo la
denominación “Comisión Reorganizadora”.
Desde un primer momento se dio un doble espacio de transmisión de ideas, por una parte
la calle, en donde tuvimos que escuchar más de una vez versiones muchas veces nada
fundamentadas ni sostenibles en ningún hecho concreto, y por otro, en las asambleas que
se fueron desarrollando desde entonces, tanto las generales como en alguna extraordinaria.
Los tiempos que hemos vivido supusieron tener que afrontar un continuo de mensajes que
hacían ver, por una parte, acusaciones varias con respecto a elementos como pudiese ser
el inventario de la Hermandad, o la propia gestión y desarrollo de las elecciones del año Todas y cada una de las acusaciones que se fueron vertiendo, al menos en las
asambleas, tuvieron siempre la respuesta en forma de evidencia, en forma de
documento explícito.
Poco a poco el papel del grupo reorganizador pasó a ser un papel en donde las ideas que
planteaban no surgían única y exclusivamente del grupo. En una de las asambleas de marzo
del 2023 se advierte mediante una llamada telefónica realizada por Emilio Sánchez, que
había entrado en juego uno de los herederos de la familia Sánchez Molina. En la misma
asamblea se empieza a plantear el hecho de que existían unos estatutos canónicos ad
experimentum y que consideraban que esos estatutos debían de haber regido la
Hermandad. Afirmación también curiosa porque entre los afirmantes, había quien
había formado parte de una de las juntas directivas regulada de manera civil.
En dicha asamblea se explica lo que significa ‘ad experimentum’ y también se pone en
entredicho los planteamientos del grupo reorganizador, entre otras cosas porque jamás
habían expresado en asamblea el rechazo al modelo de gobierno de la Hermandad,
que eran los estatutos civiles. Dicho rechazo se da especialmente a partir de la segunda
derrota en las elecciones del 2022, donde los cinco candidatos que no obtuvieron la victoria
en la misma, los cinco pasarían a formar parte de la comisión reorganizadora.
Más allá del rechazo, el continuo de mensajes acusatorios sobre la legitimidad de esta, o
sobre la acción de quienes dirigían la Hermandad, elegidos democráticamente, fue in
crescendo, sin parar.
La realidad derivada de estas posiciones, que se pensaba anecdótica, se va convirtiendo en
algo cada vez mayor, cada vez más patente y más persistente por los mensajes permanentes
que aparecen en la calle, por los mensajes que empiezan a darse en algunos medios o en
foros de opinión, y porque en las asambleas se conforma una realidad clara por parte de
estas personas en donde insisten en la existencia de los estatutos canónicos y en la
necesidad de entablar conversaciones para que fuesen dichos estatutos los que rigiesen el
gobierno de la Hermandad.
Esta situación, anterior a la Semana Santa del 2023 conlleva los primeros contactos con el
vicario y el canciller de Albacete, en encuentros entre ambas partes en donde,
presuntamente, el vicario ejercería la función de mediador después de ser conocedor de la
realidad y del incremento de la tensión existente. Dicho encuentro supone que exista una
posición por parte de la iglesia en donde se transmite el mensaje de que se garantice una
Semana Santa de manera normalizada, y quede patente o se disponga un proceso de
solución a la realidad. Posteriormente a la misma, en asamblea se llegó a acordar que
después de la Semana Santa del 2023, y teniendo que hacer una evaluación del discurrir de
la misma se llevaría a cabo otra asamblea para, por una parte, llamar a expertos que
pudiesen explicar la conveniencia de adoptar estatutos canónicos, o bien, mantener los
estatutos civiles.
Por parte de la junta directiva de la Hermandad en todo momento el mensaje fue claro
y no fue otro que establecer que quien debía de decidir cualquier cambio en su
régimen de gobierno debía ser la asamblea.
Antes del desarrollo de la Semana Santa 2023 ya se vivieron momentos discordantes, con
la presencia de alguno de los herederos, o de los presuntamente autonombrados herederos
de la imagen, a partir de los cuales se elabora un documento en donde se nombra
‘custodios’ de la imagen de Santa María Magdalena a miembros de la comisión
reorganizadora.
En la asamblea previa también a la Semana Santa se explicaron que según las leyes del
estado español y concretamente el código civil, en su artículo 1955, cuando un elemento de
la naturaleza de una imagen es entregada a un grupo de personas, en este caso, una
Hermandad y discurre un tiempo bastante superior a los 20 años en donde los presuntos
herederos no se interesan en ningún momento, ni del devenir ni del cuidado de dichas
imágenes, de dichos elementos, según la ley, como decimos, es el grupo, es la Hermandad,
la entidad, quién asume la pertenencia de las mismas.
En todo este tiempo, especialmente el último año 2023 y parte del 2024 el discurso que se
vino proyectando era que los herederos eran las personas a quienes pertenecía la imagen y
el trono, a pesar de que se había citado en la asamblea lo que rige en el Código Civil del
Estado Español. Fue un mensaje permanente la referencia a que eran los herederos quienes
tenían legitimidad sobre la imagen. Este hecho llevó en estos meses últimos incluso a hacer
un registro en acta notarial sobre las voluntades de quienes donaron la imagen, pero en todo
este tiempo, y a pesar de haberse situado en el debate, jamás se ha mostrado ningún
documento en donde se estableciese que los legítimos herederos de la imagen y del
trono eran los ahora mismo nietos, biznietos, o cualquier otra persona con vínculo de
sangre de la familia Sánchez Molina. En ningún momento se ha podido comprobar la
existencia de un documento de herencia elaborado por quienes donaron la imagen de
Santa María Magdalena.
De manera análoga a lo que venimos diciendo, en este último año entró en juego la presencia
de un abogado de naturaleza rotal que ha sido quien ha representado a los miembros de la
comisión reorganizadora. La presencia de este jurista ha sido determinante en todo este
proceso por su visión única en pro de unos estatutos canónicos, dijese lo que dijese,
o fuese cual fuese la voluntad de la asamblea existente.
Ha sido determinante por los vínculos explícitos con el obispado de Albacete, cuestión que
fácilmente puede advertirse en el desarrollo de la entrevista en la que él mismo, junto a
Emilio Sánchez, desarrollaron en la Televisión de Hellín, a finales de febrero.
La presencia de este abogado no solo ha supuesto un condicionamiento por quién debía de
ser única y exclusivamente mediadora, que era la Iglesia, y en su representación el vicario,
sino que además, el abogado rotal tuvo una actitud de marcar tiempos y documentos.
La Hermandad también contrató un jurista experto en estos temas que fue quien en
asamblea explica a todo el mundo, incluidos los miembros de la comisión reorganizadora, lo
que suponía un estatuto canónico y lo que ya suponía un estatuto civil. Fue este jurista quién
también explicaría el hecho de no ser lícito un proceso de apropiación por parte de un grupo
minoritario de la Hermandad, a través de un proceso como el que estaban llevando, cuestión
clave de toda esta historia, y del sentir mayoritario del grueso de los hermanos que hasta el
día de hoy, conforman la Hermandad de Santa María Magdalena.
Significativa fue también la actitud del abogado rotal por el hecho de que mientras
estaba en negociaciones con el jurista de la Hermandad y con la mediación ya activa
del vicario, se lanzase a redactar unos estatutos canónicos exprofeso para la
denominada cofradía, aun cuando todavía no había habido una decisión por parte de
la Hermandad a través de su asamblea, para optar por los mismos a través de un
proceso democrático. Tanto es así que algunos de los miembros de la comisión
reorganizadora llegaron a afirmar que a fecha de 31 de julio se había registrado la
cofradía en el registro de asociaciones eclesiásticas, hecho que después se
desmintiese, y hecho que atribuían los propios miembros de la comisión
reorganizadora al abogado rotal.
En todo este proceso de intentar situar en otro orden a la Hermandad, la comisión
reorganizadora inicia una acción mediante la creación de sus redes sociales, que supuso
tener una voz amplificada, una voz que se ha demostrado que solo tolera comentarios a
favor, y una voz que también se amplificó por la atención que algunos medios empezaron a
dispensarle.
Siguiendo aquello acordado en asamblea de manera mayoritaria, en octubre del año 23 se
decide en asamblea votar para la elección del régimen de gobierno bien manteniendo
estatutos civiles, bien con la implementación de estatutos canónicos. En dicha votación hubo
presencia de personas de la comisión reorganizadora y hubo una amplia presencia de
personas que no formaban parte de la comisión reorganizadora. El resultado de dicha
votación, legítima por parte de la asamblea, fue mantener los estatutos civiles.
Fue a partir de aquí cuando se entra en una última fase que nos ha llevado al momento
actual y que es necesario comentar en este momento, porque no se ha hecho referencia
a todo lo que ha supuesto este largo camino en cuanto al dolor, en referencia a las
vejaciones en formas de mensajes o de expresiones orales, que han atentado la
dignidad, la transparencia, y sobre todo el buen hacer demostrado año tras año por
parte de la Junta directiva que presidía don José Bleda Callejas.
Ha sido un proceso de descalificaciones al tiempo que se solicitaban establecer reuniones o
contactos, cuestión realmente compleja y sin lugar a duda poco comprensible.
Las descalificaciones más allá de los contextos externos a la Hermandad se dieron una y
otra vez, en las asambleas mediante exabruptos, mediante acusaciones, acusaciones que
jamás se pudieron evidenciar de manera explícita ni documental, en ninguna prueba
constatable, en nada que no fuese única y exclusivamente la visión o la palabra de algunas
personas componentes de la comisión reorganizadora, jamás se pudo sostener ninguna
acusación en un hecho palpable y menos aún en un hecho documentado. Como decimos,
el sufrimiento y especialmente en las personas que más tiempo han dedicado hasta ahora
mismo a mantener en pie toda la estructura de la Hermandad de Santa María Magdalena de
Hellín, más allá de la Semana Santa, llevó a tomar una decisión compleja y para nada justa
en la figura del por entonces presidente José Bleda Callejas, presentando su dimisión en el
cargo de presidente y dejando de formar parte activa de la Junta directiva.
Esta decisión supuso el inicio de un proceso electoral que fue convocado mediante
Asamblea Extraordinaria y en donde nuevamente representantes de la comisión
reorganizadora no dudaron en usar la falta y la acusación, incluso por el hecho simplemente
de dimitir la figura del presidente no anunciando lo mismo fuera de la asamblea, hecho al
que por supuesto, no estaba obligado.
Posteriormente todo llevó al inicio de la presentación de candidaturas para elegir nuevo
presidente, donde Rafael Tomás Cuesta sería la única persona en presentar candidatura. Se
desarrollaron las elecciones nombrándose a Rafael nuevo presidente de la Hermandad de
Santa María Magdalena de Hellín. En este proceso ninguna de las personas que formaban
parte de la comisión reorganizadora consideró necesaria su presencia.
Días después de este hecho es cuando el vicario, interpretando desde su visión una acción
mediadora pero sin duda alguna no respetando las voluntades del grupo mayoritario de la
Hermandad, publica un Decreto, basándose en los estatutos canónicos ad experimentum
del año 2002, que nunca habían regulado la Hermandad, como se ha dicho ya, y anunciando
la posibilidad de acogerse cuantas personas quisieran formar parte del censo de la cofradía,
regida esta por estatutos canónicos. Este Decreto ya suponía en sí una muestra clara de la
no voluntad de aceptar aquello que democráticamente había decidido la asamblea de la
Hermandad, es decir, continuar rigiéndose por estatutos civiles. Pero también suponía la
confirmación de que la no existencia de un censo de la cofradía asumía que como tal,
ni se había regulado, ni gobernado, ni desarrollado.
Una vez conformada la nueva junta directiva por parte del elegido como presidente, Rafael
Tomás Cuesta, representantes de esta se reunieron con el vicario y le informaron de la
realidad, y sobre todo del hecho de haber procurado seguir con la organización de la Semana
Santa. La actitud del vicario no fue para nada la que él había transmitido en alguna ocasión,
es decir, la de mediador. Se limitó a transmitir la idea de que en el uso de sus funciones
había considerado la emisión del decreto para la conformación mediante inscripción en su
censo, de la cofradía, la cual estaría regida por estatutos canónicos, y al amparo de la Iglesia.
En esta misma reunión el vicario dejó claro que no iba a permitir la coexistencia de dos
entidades diferentes para el culto a Santa María Magdalena. Rafael Tomás llegó a ofrecerle
la promesa al vicario de que la Hermandad trabajaría por asumir el régimen canónico, si se
le permitía desarrollar con normalidad la Semana Santa de 2024, y la respuesta literal del
vicario fue ‘vuestro tiempo ya ha pasado, y yo no soy un cura de pueblo que necesite
quedar bien con todo el mundo’.
Todo esto lo transmitió desde una atmósfera en la que se mostraba claramente cercano a
quienes habían llevado a cabo todo un proceso para llegar a este punto, es decir, la comisión
reorganizadora. Cuestión que también puede advertirse en el texto de la carta de
“agradecimiento por su empeño”, que el presidente de la comisión reorganizadora envía
al vicario, en fecha de 12 de febrero
En este momento Julián Ros, el vicario, invitó nuevamente a quien no se hubiese registrado
en el centro de la cofradía a que lo hiciese, y para ello amplió hasta la fecha del 7 de febrero
el periodo de inscripción, al mismo tiempo que convocó elecciones para, a través de la
asamblea de la cofradía, llevar a cabo la elección del hermano mayor, en fecha de 10 de
febrero a las 11:00 horas de la mañana, en el convento de los franciscanos de la localidad
de Hellín. A las 11:00, sin otra referencia horaria, y sin advertir que pasada la misma,
no se permitiría el acceso a esta por parte de nadie…
La Junta directiva de la Hermandad, que por cierto durante todo este proceso ha tenido que
escuchar constantemente la expresión de ‘asociación cultural’ dada su naturaleza legal, por
parte de las personas de la comisión reorganizadora, convocó a la asamblea a una reunión
informativa en la mañana del domingo 4 de febrero de 2024. En esta se informó de la
situación y sobre todo de la oposición que estaba mostrando la Iglesia, a través de la figura
del vicario, a que cualquier otra persona que no fuese él mismo pudiese atender a las
personas de la Hermandad, justificando que todo lo que acontecía en la Hermandad de
Santa María Magdalena de Hellín, era asunto suyo y debía de pasar por sus manos. Después
de la reunión informativa del día 4 de febrero se toma la decisión de inscribirse en el censo
de la cofradía todas las personas que seguían sintiéndose parte de la Hermandad. Esto sería
un acto totalmente voluntario, con la intención de hacer frente a la actitud que apartaba del
Gobierno de la Hermandad histórica a lo elegido democráticamente por la mayoría, y que
podía suponer la victoria de un grupo minoritario de personas de las que en estos momentos
formaban parte del censo de la Hermandad.
Resulta curioso que en los medios la comisión reorganizadora de la cofradía anunciaba que
superaban las 250 personas inscritas en la misma. Esta era una información que en principio
formaba parte de la documentación que debería de tener el servicio o el responsable de
Protección de Datos del obispado de Albacete, y que sin embargo llega a transmitirse en
redes sociales antes de las votaciones.
La decisión de sumarse al censo y poder también luchar con una candidatura por parte de
Rafael Tomás Cuesta en este caso llega a activarse y hasta el 7 de febrero fueron más de
140 personas, de manera voluntaria y personal, las que enviaron sus datos mediante correo
electrónico al obispado, solicitando su incorporación en el censo de la cofradía. De este
modo se permitía poder participar en la elección a hermano mayor fijada para el día 10 de
febrero.
Otra cuestión curiosa fue que dos días antes de la elección, la cofradía emitió un comunicado
recordando que el vicario había convocado la asamblea para elegir al hermano mayor y en
dicho comunicado, puesto en sus redes sociales, aparece una primera convocatoria a las
10:30 de la mañana y una segunda a las 11:00. Es curioso porque en ningún momento
la convocatoria que hizo el vicario hace referencia a la existencia de un doble horario
o una doble convocatoria en cuanto a tiempos.
Es curioso también que prácticamente el día anterior a las elecciones, algunas personas de
la comisión reorganizadora se presentaran en las oficinas del vicario trasladándose la idea
de que no estaban de acuerdo con lo que estaba pasando, que podía haber inscripciones
fuera de plazo en el censo de la cofradía, y transmitían la idea incluso de paralizar el proceso
electoral del día 10. Decimos que es curioso porque si toda la documentación referida a altas
en el censo solo se dio por la vía del correo electrónico, a la dirección del responsable de
Protección de Datos del obispado, el cual está obligado a cumplir con lo establecido en la
Ley Orgánica de Protección de Datos, nos cuesta mucho entender cómo era posible que
alguien tuviese conocimiento de la posible existencia de altas en el censo, fuera de plazo.
Con todo esto llegamos al día 10 de febrero, día de las elecciones, en donde los hechos y
todo lo acontecido, sinceramente generó y sigue generando más de una duda. La
convocatoria del vicario estaba anunciada para las 11:00 horas de la mañana como ya se ha
dicho anteriormente, sin otra indicación más.
Siendo las 11:01 minuto se empieza a impedir la entrada en el convento de los franciscanos
a personas que todavía estaban llegando. A las 11:03 minutos se expulsa del templo a un
grupo heterogéneo y amplio de personas alegando que habían entrado después de las
11:00. Este hecho ocurre después de una situación de cierta tensión en donde el propio
vicario obliga a la salida de un grupo donde había personas de más de 80 años, personas
de mediana edad, y algún que otro joven y adolescente. Curioso que todas las personas que
son invitadas a abandonar el templo, así como un número amplio de personas que irían
llegando en los minutos posteriores a las 11, y que en ningún caso se les permitió la entrada
ni la participación en las nuevas elecciones, todas fuesen simpatizantes a priori, de la
candidatura de Rafael Tomás Cuesta.
De lo acontecido dentro de franciscanos se pueden decir muchas cosas. Por una parte que
personas cercanas a la candidatura de Emilio Sánchez son las que van repartiendo
las papeletas; que no existe una comprobación del censo como procede; que algunas
personas no llegan a tener papeletas para poder ejercer su derecho al voto; que el
voto se realiza en una caja estilo Tupperware, sin cierre, y no en una urna que pudiese
tener el cerramiento oportuno como obedece a la ocasión; ocurre también que quien
estuvo todo el tiempo impidiendo la entrada de personas y en algún momento incluso
la salida de franciscanos fuese uno de los miembros activos de la comisión
reorganizadora convertido en una especie de portero guarda de seguridad ex profeso;
durante la votación no se lleva a cabo el llamamiento nombre por nombre, persona
por persona correspondiente a un acto de esta índole, no llevando a cabo un
verdadero proceso de verificación del censo, cuestión que generó que algunas
personas que en tiempo y forma habían solicitado su incorporación en el censo no
pudiesen votar.
De todo lo acontecido podemos llegar a la conclusión de que fue todo menos un proceso
deseable, abierto a la participación de todas las personas que tuvieron el interés en formar
parte del censo de la cofradía, y sin duda con muchos interrogantes pues más allá de las
cuestiones advertidas ya, en los exteriores del templo llegan a verse, porque algunas
personas lo muestran a través de sus teléfonos, la existencia de mensajes de WhatsApp por
parte de la propia comisión reorganizadora a sus simpatizantes diciéndoles que estuviesen
a las 10:30 y a las 10:45 en la puerta de franciscanos.
De toda aquella mañana sabemos que Emilio Sánchez resultó ganador, cuestión que se
aceptó y que hubiese sido todavía más aceptada si no se hubiese dado ninguno de los
hechos anotados. Dentro de la realidad de todo lo que ocurrió no hay que dejar de decir que
muchas de las personas que estuvieron dentro de franciscanos y que de manera evidente
participaban a favor de la candidatura de Emilio Sánchez ni habían sido jamás, ni son gente
que perteneciese a la Hermandad de Santa María Magdalena, al tiempo que toda la gente
que se quedó fuera sin poder votar de manera mayoritaria era gente numeraria de la
Hermandad, era gente que participa habitualmente en los actos de la misma, y era gente
que presuntamente acompañaba la candidatura de Rafael Tomás cuesta.
A partir de aquí y hasta el día actual hemos vivido más hechos que generan muchas dudas,
y entre los cuales la Hermandad ha seguido manteniendo una actitud de cautela, respeto
y silencio, días en los que como todo el mundo sabe estamos soportando la acusación de
no haber entregado el patrimonio de la Hermandad a la cofradía, cuando la cofradía dice y
reitera que es un patrimonio suyo, y esto se explica de la siguiente manera:
En fecha 16 de febrero, Emilio Sánchez, ya como hermano mayor de la cofradía, envía un
correo a Rafael Tomás anunciándole que iba a contactar con todas las personas inscritas en
el censo de la cofradía, y al mismo tiempo advierte que debían reunirse para poderse hacer
cargo del ajuar de la Santa y de los bienes propios de la cofradía.
El 20 de febrero, Rafael Cuesta envía escrito a Emilio Sánchez en respuesta a su carta
anterior. Entre otras cuestiones le informa de lo tratado en asamblea de la Hermandad, de
fecha 18 de febrero, y en donde dicha asamblea decidió perpetuar la existencia de la
Hermandad. Del mismo modo le informa que están en estudio, a través del servicio jurídico,
las posibles acciones en respuesta a lo acontecido en las elecciones del 10 de febrero, las
cuales atentaron tanto a aspectos del derecho canónico, como del derecho constitucional.
Rafael, de la misma manera, informa a Emilio de la manera en que la Hermandad entendía
la propiedad de los bienes, y le comunica que con el fin de garantizar, en obediencia a los
Fines propios de la Hermandad, la presencia de la imagen de Santa María Magdalena en
las calles de Hellín, durante la Semana Santa de 2024, le emplazaba a que a la mayor
brevedad posible, tuviese a bien proceder al encuentro con el fin de establecer la firma del
documento de cesión de todos aquellos bienes patrimoniales que considerase su cofradía
necesarios para procurar la organización de la Semana Santa 2024 con las máximas
garantías, así como a la recogida de estos, en el lugar en el que ahora mismo están
depositados, tal y como se había determinado por parte de la asamblea de la Hermandad.
En esta misma fecha se le hace llegar a Emilio el documento de cesión de bienes, el cual se
redacta como tal, atendiendo a cuestiones como preservar la seguridad jurídica de la
figura del presidente de la Hermandad, Rafael Tomás Cuesta, dado que era la persona
que realizaba la cesión; se tiene en cuenta que en este momento, y por eso se cita de
manera explícita a Emilio Sánchez, la cofradía no contaba con un proceso completo
de regularización a nivel jurídico ni estatutario; y además de todo esto, la Hermandad
se reafirma en la idea que el grupo de hermanos que históricamente había procurado,
conservado y aumentado el patrimonio de la misma, era efectivamente el que seguía
conformando la asamblea de la Hermandad. Es por esto, y por ninguna otra cuestión,
que se redacta el escrito en forma de ‘cesión’.
Por último, en este escrito se informa que la Hermandad de Santa María Magdalena de
Hellín, se había comprometido al pago de los costes de las bandas de Viernes Santo (Ntra.
Señora del Dolor), y Domingo de Resurrección (Juventud Musical de Hellín), así como de
las palmas, para la Semana Santa 2024.
El 23 de febrero Emilio responde a Rafael, negando a aceptar lo propuesto y ‘conminando’,
(es decir, y según consta en la definición de dicha palabra, amenazando, apremiando con
potestad a la obediencia), a la devolución de los bienes.
También anota en su respuesta que solo aceptarían los compromisos de las bandas si era
la cofradía quien negociaba los precios y condiciones de actuación.
Por última plantea reunión conjunta para el martes 27 de febrero.
La reunión se llevaría a cabo finalmente el día 28 de febrero, con la presencia neutral del
concejal de Semana Santa, y en la cual las partes establecieron su visión, sin llegar a ningún
acuerdo, porque entre otras cosas la cofradía solo aceptaba la idea de que se reconociese
que los bienes le pertenecían.
Durante los días posteriores, empieza a verterse en los medios la idea por la que se
culpabiliza a la Hermandad de impedir la normal organización de la Semana Santa sobre la
imagen de María Magdalena, por no querer ceder el patrimonio. Se vierten faltas a la verdad
de todo tipo, y alguna que otra, salidas de gente que ya conforma la cofradía.
El domingo 3 de marzo, la junta directiva de la Hermandad se reúne y redacta un documento
de ‘disposición’ de todo el patrimonio de la Magdalena, a la cofradía. Documento que se le
entrega esa misma noche a Emilio Sánchez, y en el cual se establece que, con la intención
de poderse llevar a cabo con totales garantías la presencia de la imagen de Santa María
Magdalena, en la Semana Santa de Hellín de 2024, se disponían los Bienes Patrimoniales
históricos de la Hermandad Santa María Magdalena de Hellín, con el único compromiso del
cuidado de estos.
El martes 5 de marzo se desarrolla en la Televisión de Hellín una entrevista con dos
miembros de la junta directiva de la cofradía. Ambos solo hacen referencia al primer
documento, el de cesión, y no al de disposición, siendo que ya constaba en su poder el
mismo. En dicha entrevista se proyecta un relato en donde no todo atiende a la verdad,
según todo lo que hemos venido diciendo hasta ahora, pero en donde, desde luego, se deja
una imagen de culpabilidad hacia la Hermandad, por cuanto está aconteciendo en la
organización de la Magdalena, para la Semana Santa 2024.
Por último, en el día de hoy, 7 de marzo, Rafael Tomás Cuesta, hace entrega a Emilio
Sánchez de un documento en donde le comunica que tienen a su disposición todos los
bienes patrimoniales de Santa María Magdalena (trono, enseres, ajuar, …). Que pueden
proceder a la recogida de estos de manera inmediata, y que es esta una decisión que
obedece, por encima de todo, al respeto y la dignidad que merece la imagen de Santa María
Magdalena, y por ende, también, la Semana Santa de Hellín.
Este es el relato de toda esta coyuntura, desde su inicio, hasta el día de hoy, día en el cual,
y por primera vez, esta Hermandad ha considerado posicionarla de manera pública.
De todo ello, queremos concluir con algunas cuestiones que verdaderamente puede que
estén indeterminadas, o tal vez muy determinadas…
¿Podemos entender que optar por una gestión no basada en el derecho canónico, es
un acto alegal, no regularizado, no correcto, acusación que hemos tenido que soportar
por parte de la comisión reorganizadora, durante meses?
Desde esta idea, ¿es alegal, es irregular, incorrecta, la situación de la mayoría de la
hermandades y cofradía de Hellín, por no estar bajo el derecho canónico, o de la propia
Asociación de Cofradías y Hermandades hasta hace pocas semanas?
¿Por qué tantas veces se nos llama ‘asociación cultural’? ¿Se hace con el resto de las
cofradías y hermandades no canónicas?
¿Toda esta historia encierra un verdadero sentimiento religioso como para estar
recordando constantemente que el camino correcto es el de estatutos canónicos?
¿Eran merecedores las personas que han dedicado tiempo, esfuerzos y alguna que
otra cosa más, a que se vertiesen acusaciones, jamás fundamentadas en hecho
explícito alguno?
¿Hasta dónde llega la legitimidad de unos herederos, que jamás aparecieron ni
estuvieron, para nombrar un grupo de ‘custodios’ de la imagen de Santa María
Magdalena?
¿Qué razón existía para que la posición de la Iglesia, como se ha mostrado, no fuese
neutral en cuanto al respeto de las voluntades de la mayoría de lo que era la
Hermandad histórica?
¿Por qué si los estatutos canónicos de origen, de 1950, solo hablan de Hermandad,
los del 2002, no implementados, hablan de Cofradía, y ahora se convierten en la
realidad verdadera?
¿Cómo se justifica todo lo acontecido el día 10 de febrero, si lo que se buscaba era la
concordia y el hermanamiento? ¿Qué sentido tenía el cierre a cal y canto del acceso
a las elecciones, de manera tan taxativa?
¿Merece una asamblea que de manera legítima y mayoritaria decide su forma de
gobierno, ser apartada de lo que había sido su vida en relación con la Santa, de la
manera en que se ha dado?
¿Dónde está la negativa de esta Hermandad a facilitar el desarrollo de la Semana
Santa, y sobre todo, a la presencia de la Santa, de manera digna, en las calles de
Hellín?
¿Ha existido una actitud de apropiación del patrimonio o de la propia Santa, cuando
todo ha estado guardado, durante años, en un local privado, sin coste alguno, a pesar
de solicitarse dependencias municipales para ello?
Estas y algunas cuestiones más podrían determinarse como interrogantes que
quedan de todo esto, y que quizás, llegado algún día, encuentre su verdadera
respuesta. Mientras tanto, esta Hermandad, como pueda, seguirá promoviendo lo que
sus fines primeros siempre marcaron, la dignificación, devoción y enaltecimiento de
la figura de Santa María Magdalena, así como de la Semana Santa de Hellín, y teniendo
claro siempre que, más allá de lo que se diga o lo que el tiempo determine, siempre
pensará que a quien pertenece Santa María Magdalena y su patrimonio, por su
implicación y devoción, es al pueblo de Hellín.
MUCHAS GRACIAS

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